Me giré y descubrí al Gerard y su rubio tupé. Me extrañó bastante que hacía allí, aunque ni siquiera sabía ni donde vivía.
- ¿Gerard? ¿Que haces aquí?
- Eso te he preguntado yo- rió- ¿Y Sergy? ¿Qué haces por aquí sola y…-miró a ambos lados de la calle- sin Sergy?
- No me tiene que llevar de la mano eh-le reproché. Volvió a reír- Además estoy… buscando a Eli.
- Abby- se acercó a mi y me cogió por los codos- tienes que prometerme algo, por favor, es muy importante para mí, y sobretodo no digas nada, NADA- su expresión era suficientemente serena como para tomármelo en serio y sin vacilaciones.
- ¿Qué pasa Gerard? Me estás asustando.
- Al salir del Camp, he visto a Eli, me he chocado con ella, y tras varios minutos esperando que me reconociese, no lo ha hecho. No entiendo por qué, pero…
- ¿¡Que!? ¿¡No!?- pregunté anonadada.
- Lo sé, lo sé. Hemos estado un rato juntos…
- ¿¡QUÉ!?- Oh Dios mío.
- ¡Espera!-me sujetó más fuerte por los brazos- No ha pasado lo que piensas, nunca.
- ¿Pero le has dicho que eres tú?- bajó la mirada- Gerard- pronuncié boquiabierta.
- He utilizado el nombre de mi hermano, Marc. Por favor, no le digas nada, por favor.
- …- bufé a regañadientes- está bien- esbozó una grandísima sonrisa dejando mostrar sus brillantes dientes- Pero solo tienes una semana antes de que nos vayamos, así que ya sabes- me cogió por la cabeza y la besó, estaba muy entusiasmado.
- ¡Gracias, gracias!- me siguió dando besos en la mejilla.
Cuando ya se marchaba hacia, supuse, su coche, le paré.
- Gerard, ¿por qué haces esto?- éste se quedó sin palabras, parado.
- Porque…-levantaba los hombros y con un gesto facial mientras que intentaba buscar una excusa- no lo sé- sinceró.
- ¿Me llevas?-le sonreí.
Subí al hotel, a mi habitación y me encontré a Eli con Sergy.
Intenté en el trayecto, convencer a Gerard para que subiera y le dijera la verdad, pero de poco valió.
- Abby- sollozó Eli al verme entrar por la puerta y vino hasta mí echándose en mis brazos.
Aquello podía conmigo.
- Eli…-bajé la mirada.
Se me caía la cara de vergüenza, le había jodido, pero bien, por querer hacer un cuento de hadas para mi propia satisfacción.
- Tenías razón, F es… Dios… quien me manda enamorarme otra vez- negó con la cabeza repetidamente.
¿Enamorarse? Genial Abby.
Hasta aquel momento creía que F era otro estúpido caprichos de escasos meses como Marco el italiano, George de Nueva York, Adrian de Brasil, Liam de Londres… y podría rellenar un libro entero con nombres. Pero… ¿enamorarse? Nunca había llorado por ninguno de ellos, y mucho menos decir aquella palabra que para ella implicaba un único nombre hasta el momento.
Sergy me miraba mientras se acercaba a ella y la abrazaba. Su mirada era austera.
¿Estaba aquella pregunta realmente en mis manos? ¿De verdad era yo quien tenía que decidir con quien debería pasar su vida Elizabeth? ¿ O quien le convenía más?
¿Debería pasar una feliz vida con Fernando y no saber que Gerard seguía-aunque no lo quisiese aceptar- sintiendo algo por ella? ¿O quizás debería volver a retomar una historia que empezó hace mucho arriesgándose a dejar F, el cual si la haría feliz sin ningún riesgo?
¿Era yo?
Me pasé días preguntándome aquello sin hacer nada, pero aquel no era mi único problema. Tenía dos más: Sergy y Cesc.
Evitaba recordar cualquier cosa relacionada con éste último.
Sergy estaba especialmente cariñoso últimamente, esa misma noche me llevó a cenar a un caro restaurante en el puerto de Barcelona.
Una vez servida la cena, Sergy extendió su mano cogiéndome la mano.
- Abby, ¿Tú me quieres?
¿Qué?¿Por qué? Bon voyage, Abby.
El mundo se me cayó encima.
¿Sabía algo?
- ¡Pero que hacéis aquí!- interrumpió una voz realmente familiar.
Oh, oh…


1 comentarios:
DIUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUS
En verdad soy buena persona eh..
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