sábado, 6 de noviembre de 2010

Capítulo cuarenta y cinco

Salí a buscar a Eli, era una locura, pero qué iba a hacer si no, ¿y si le había pasado algo? No me lo iba a perdonar. Aunque siendo realista yo no era una superheroina como para llegar en el momento idóneo para salvarla de los malos.

Dudé si llamar o no a Fernando, quizás estaba con ella y no había ocurrido nada o quizás ni me cogiera el teléfono por el gran lío que había montado. Decidí arriesgarme.

- Déjame, ya has hecho bastante por hoy. Ergelak.

- Fern..- colgó.

Abby acababa de liarla bien gorda.

Eli no estaba con él. Pude oír esos pocos segundos el fondo del mar.

Decidí ir a buscarle a donde seguramente estaría, donde la conoció.

Fui al parador de Barcelona. Cogí un taxi apresuradamente, estaba segura que estaría allí. Fernando era un chico muy tranquilo y por lo general no era de esos que se ponían a dar golpes al tun tun.

Bajé del taxi y efectivamente allí estaba, solo, mirando fijamente al horizonte.

- Fernando, ¿Dónde está Elizabeth? ¿Qué ha pasado?

Idiota, era obvio que había pasado.

- ¿Qué haces aquí?- preguntó con tono molesto pero sin dejar de mirar el mar.

- Yo… lo… siento…

- ¿Sabes?- me cortó- le iba a traer aquí esta noche- metió la mano en su bolsillo y me maldije mil y una veces.

- Fe..

Anonadada vi como sacaba una pequeña caja aterciopelada negra.

- Le iba a..- sacudió la cabeza decepcionado- Le iba a regalar la joya más preciada de mi familia para que…- ahora si se giró hacia mi. Su mirada era como al de un león enfurecido- ¿para que? Para que desconfié de mí, porque una de sus amigas le ha contado un bulo.

- Yo, verás…- intenté explicarme.

- No tienes una puta explicación, creía que eras amiga mía, que nos llevábamos bien- Me miró con recelo.

Me acerqué a él y le cogí con ambas manos por la cara.

- ¿Recuerdas ese famoso innombrable del que nunca quiere hablar Eli y a ello debe su gran afán a emborracharse cuando la conociste y cuando está mal?- mantuve la mirada serena.

- Si- dijo dubitativo- Qué ocurre.

- Gerard Piqué Bernabéu.

Su cara de asombro fue notable.

- ¿El del Barça?

- Esto viene de muy atrás, Fer y lo último que quería era hacer daño a lo vuestro, me encanta vuestra relación, te lo digo sinceramente pero también te digo que Eli tiene que cerrar un capitulo de su vida para abrir- miré la pequeña caja aterciopelada- otro contigo… espero que lo entiendas.

- … Pero… ¿Por qué le dijiste eso?

- Porque después del partido cité a Gerard, pero ella se iba contigo, tenía que hacer algo- Solté las manos de sus mejillas y el bajó la mirada al suelo- Te lo digo en serio, lo siento. Lo arreglaré.

- Le he mandado un mensaje antes, pero Abby, esto no tiene arreglo, no se fía de mi, yo.. No va a funcionar- sonrió tristemente a la vez que se echaba las manos a su voluminoso y rubio pelo.

- ¿Confías en mi?

- Ehm..- Lo tomé como un si y me marché.

Aquello tenía que arreglarlo, la culpa me invadía.

Llamé a Sergy, pero en el momento que iba a seleccionar su nombre en la agenda, su nombre apareció en pantalla.

Llamada entrante:

Sergy

Aquello iba más allá de lo pudiese soportar, pero antes debía de encontrar a Elizabeth.

No había ningún taxi por allí en aquel momento, así que calculando las distancias me guié a base de preguntar a gente- que comprendiera mi inglés- conseguí guiarme.

- ¿Abby? ¿Qué haces aquí?

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