domingo, 29 de agosto de 2010

Capítulo veintidos

Sin decir ni una palabra a lo que le acababa de decir se fue por donde había venido cabizbaja.

- Yo que sé, pero más clara; agua- comentó Kristine- me voy, a ver que pasa con ésta- comenzó a rebuscarse los bolsillos- JOOOOOOOODER hermano, ¿dónde está el puto mechero?

Me quedé allí sentada, esperando que solo fuera otro sueño más y alguien me despertara.

- Abby...- por un momento creí que había despertado... pero no. Oí un susurro, levanté la cabeza.

- ¡Cesc! Fuera, vete- chillé mientras yo me levantaba para entrar en casa.

- No, no, ¡NO! por favor, escúchame, no quiero acabar así, lo de antes era solo...- subió las dos escaleras que nos separaban físicamente y me cojió por la cintura llevándome bruscamente hasta él, y una vez estábamos a escasos centímetros uno del otro me besó, intensa y pasionalmente.

Había mucha pasión.. era.. como un sueño..

- Abby, Abby, ¡¡ABBY!- chilló mi madre.

Dí un respingo que me alteró.

- ¿Otra vez soñando despierta? ayúdame con la compra.


Bieeeeeeeeen!- pensé irónicamente para mis adentros- Viernes por la noche, asqueada y nada que hacer para el fin de semana y más sola que la una.


El Sábado por la mañana no hice nada, sólo dormir y la tarde la pasé tumbada en la cama-aun deshecha- y mirando el móvil.

Esperaba inocentemente una llamada-que probablemente me faltarían milésimas de segundos para cojerlo si era Cesc.

En resumen, mi vida hasta el momento tenía menos argumento que el presidente del gobierno español.

Lo que peor llevaba era que no quería ver a Cesc, por otra parte era su último día en Boston... para siempre.

Domingo por la tarde, decidida o más bien aburrida y desquiziada llamé a Kristine.

- ¿Kristine?

- Eeeeh, no...- contestó una voz masculina al otro lado- pero... soy Nasho, encantado- sonaba simpático- espera, te la paso. Es una tal Abby- se oía como le decía a Kristine mientras le pasaba el móvil.

- ¡HEEEEEEEEEEEEEEEEEY!- iba drogada.

- ¿Cuantos has fumado?

- No muchos.

- Kristine... quiero y no quiero ver a Cesc- soné como una niña pequeña hablando de su muñeca- ¿que hago?

- Mandarlo a tomar por culo.

- Kristinee- me quejé- en serio.

- Si no quieres desgarrarte el corazón, hazlo- no parecía ir borracha o colocada, sonaba muy seria, y bastante coherente. Me asustaba incluso.



Lunes por la mañana. Tocaba enfrentar lo peor:

soledad y Cesc Fàbregas.

2 comentarios:

kahhache dijo...

En resumen, mi vida hasta el momento tenía menos argumento que el presidente del gobierno español.

ai le has daoo

kahhache dijo...

pd: naaaaasho *___________*

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