- ¿Qué? ¡Espera!- comencé a gritar intentando llamar su atención, pero cada vez se alejaba más y más entre la neblina.
- Nadie puede tomarte en serio, Abby. Lo siento.
.
- Abby, Abby, Abby- oí como una voz proveniente muy cercana a mi- ¡ABBY! - elevó más aun la voz - que me resultaba muy familiar-, haciéndome bajar de las nubes. Me giré y suspiré aliviada.
- Oh Dios...- corrí unos pasos y me eché encima de él abrazándole fuertemente con un gran alivio en mi cuerpo- solo estaba soñando otra vez despiera- pensé para mí. Aunque más bien había sido una pesadilla, bastante horrible- ¿sabes?
- ¿Si?- me rodeó con sus brazos y apoyó con una de sus manos mi cabeza en su escultural y trabajado pecho.
- No sé que está pasando ahora... que es esto, ni nada, pero... esta noche- mentí- he tenido un 'sueño' que trataba de que lo que ' tenemos' o sea lo que sea, era mentira y solo me habías besado y todo lo de ayer por joderme, alguna apuesta o una broma de malísimo mal gusto - una lágrima corrió por mi mejilla, Cesc con su dedo índice de forma vertical la limpió, dejando impune mi cara.
- Hey, hey - levantó mi barbilla dejándome ver sus ojos marrones, poco comunes en Boston, y en parte de América- y que me hacían perder la razón desde siempre- Abby, no digas tonterías y... ¿lo 'nuestro'? Supongo que lo mejor siempre se deja para el final, como suelen decir- teminó diciendo con una de sus letales y brillantes sonrisas.
Me quedé allí en sus brazos, mirándole fíjamente, observé detalle a detalle su cara vista desde abajo y tan cerca que podía oir su respiración, sus fuertes y constantes latidos, su colonia de hombre que tanto le encantaba a las chicas del Charlestown. Sus pestañas, en las cuales nunca me había fijado eran inmensamente largas y definidas, y sus ojos sinceros me miraban al compás de sus labios esbozando una sonrisa dejándose ver sus blanquecinos dientes.
No pude reprimir más mis impulsos de aquella 'Abby enamorada' y le besé, como el más ardiente beso, como si se acabara el universo, como si fuese otro.. sueño.
- Eres el mejor besador de todo el instituto..- susurré cuando mis labios se separaron unos centímetros de los suyos, aun con los ojos cerrados.
- ¿Has besado a muchos chicos del Charlestown? ¿o solo al Sergy?- esbozó una sonrísa pícara.
- Tonto, era un juego, vaya bocas está hecho, ¿no?- miré con recelo hacia otro lado imaginándome su cara.
- Vamos, te enseñaré algo- me cogió de la mano y me llevó junto al gran sauce llorón- muchas veces cuando no me apetece ir a clase, o tengo problemas o cualquier cosa me tumbo aquí pensando que pasaría si no hubiese hecho tantas tonterías y estubiera donde el Gerard.
- ¿Como?- eso último no lo acababa de encajar.
- Quiero decir...- se puso algo nervioso- Tengo los mismos años que Piqué- afirmó.
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