martes, 20 de julio de 2010

Capitulo cuatro

Pasé tres días sin ir al instituto, no era por lo de Fàbregas también porque me sentía mal físicamente. Al cuarto día, muy a mi pesar tuve que ir al instituto, pero comenzó siendo un día extraño; Beth cuando iba a tocar a su casa, salió repentinamente del portal.
- Hola, ¿estás mejor?- preguntó con desgana.
- Si, ¿estás tú bien? Porque debe de ser un milagro que nisiquiera te he pitado y estás abajo-exageré.
- Ja Ja
- Jooooooooooooooder hermanas, ya estoy aquí-paró en seco y con mucho teatro comenzó a gritar; ¡JODER HERMANA, QUE JODIDA COSA TE HA PASADO QUE YA ESTÁS ABAJO, JODER!- después como si no hubiese montado tal pollo en la calle y medio barrio nos mirase como todas las mañanas, sacó un cigarro, un papel y marihuana y cuando solo llevabamos tres pasos ya había terminado de liarselo y de fumarselo.
- Joder hermana, tú si que eres rápida- comenté riendo.

Cuando ya ibamos a entrar por la gran puerta del Charlestown, una voz conocida llamó nuestra atención.
- Eh, ven- me giré y pude comprobar que era Gerard. Me dí por aludida al principio, pero después ví como Beth se acercó a él, ésto último me extrañó mucho, y mas después de lo que sucedíó unos días atrás- ¿Sabes que quiere?- pregunté a Kristine.
- Pss- como ya dije, en esos temas nunca hablaba

Las horas de clase transcurrieron tranquilas, ese día Cesc no había ido a clase, y yo estaba preocupada por Beth, llevaba tres horas de clase sin aparecer, al menos ella, Gerard era un año mayor, tenía dieciocho y por lo tanto iba a un curso superior en la planta de arriba, por ello, no sabía nada acerca de ellos dos. Le volví a preguntar a Kristine sobre Gerad y Beth, pero como siempre, me contestó una esquiva como 'pss' ó 'yo-que-sé'.

A la hora del recreo volví a salir sola a comprarme un batido de vainilla, esperaba no volver a ver otro espectáculo, compré el batido en la confiteria de la esquina donde siempre iba, y justo cuando estaba entrando de nuevo por la puerta del instituto, hoy unas voces familiares lejanas.

- Sabes que aún lo lamento..- susurró esa voz con un toque apenado, e incluso juraría que sollozando. No pude evitar como la curiosidad me llamaba de donde esa voz procedía y me giré para acercarme a donde procedía.

1 comentarios:

Alba Benítez dijo...

WUAAAAAAAAAAA! Pues vete a la caca, por que estas asi de borde conmigo? ¬¬ Con lo adorable que soy...Hummmm... quiero saber de una vez qué pasa contigo y tu futuro marido...
Y donde esta mi CESCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCC!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Seguro que en un episodio de sonambulismo he ido a su casa y me lo he traqueteao, y lo he dejado agotado, seguro seguro!

Publicar un comentario