Había conseguido lo que llevaba esperando prácticamente desde que nací: jugar en el primer equipo del Fútbol Club Barcelona. ¿Lo mejor? Que también jugaría con Cesc Fàbregas.
Desde que él se fue en el 2012 al Arsenal, equipo inglés que inesperadamente le ofertó unirse a ellos, y que una semana después volé hacia Reino Unido yo también pero no de forma inesperada ya que desde que en el momento que marché de Cabrils, mi ciudad natal, todo estaba planeado, pues no nos habíamos parado más de cinco minutos a hablar ni a tomar una mísera copa juntos.
Había llegado el día, el momento de irme del Manchester United y viajar a mi patria, a mis orígenes. Siempre fui culé y siempre lo seré, lo juro.
Peo, el entrenador desde hacía ocho años del club se había portado muy bien conmigo para llegar hasta allí. Me reuní con Cesc en Londres el día treinta de Noviembre, nunca olvidaré aquella fecha. Había cambiado bastante ahora él era más alto, su estilo de pelo no era nada del otro mundo pero tenía su propio estilo y negro como el carbón, como siempre, y en sus ojos negros pude ver todos aquellos momentos y ganas que teníamos ambos de volver a entrenar como en antaño.
- ¡Tío! Joder, ¡eres un pino!- reí con él.
- Que cabrón, tú también, ya no eres tan enano- le guiñé un ojo, de nuevo ambos reímos.
Después de contar hazaña tras hazaña a lo largos de todos los años transcurridos sin vernos excepto por televisión o en partidos, hablamos las tres horas en el avión privado.
- Tío, cuando me dijeron que venías me sorprendió.
- ¿Por qué?- me miró con recelo- veo que te acuerdas muy bien de lo que te contaba- se quedó en silencio esperando que lo recordase, pero no le sirvió de nada, creo que tantas noches de alcohol a lo largo de estos años habían afectado un poco mi memoria- mi padre fue socio de tu abuelo, Geri, joder, ha pasado tiempo, pero no siglos para que lo olvides.
- Joder, es que del pasado poco recuerdo- agaché al cabeza- y poco quiero recordar.
- Ni yo tío-alcé la cabeza.
- ¿Por qué?
No encontraba la razón porque las que él no querría recordar nada de Nueva York, pero ¿y yo? ¿Por qué no quería recordarlo? ¿Tan malo había sido de verdad?
- Bueno, no seas tonto, ahora tienes una vida de lujo, y la que te espera, no tienes tiempo para pararte a pensar en por qué no quieres recordar tu adolescencia en América, ¡NO! ¡ahora estás en España!- me dije para mi mismo.
Durante el resto del viaje me dediqué a intentar pensarlo, ya que Cesc me había abandonado cayendo rendido en el asiento, llegué a la conclusión que era una estupidez y que alguien como yo no merecía la atención ni el espacio en mi pensamiento para dedicárselo a ella.
- Tío, ya hemos llegado- me despertó Cesc. Sin darme cuenta me había quedado yo también dormido.
Al bajar del avión había algunos periodistas que querían tener la primicia de la noticia, aun desconocida, de que habíamos sido fichados en el FCB.
- Eh, espera- me sostuvo Cesc por el hombro- hay ahí atrás unas fans- hizo un pícaro movimiento de cejas- que me necesitan, podemos darle autógrafos- me dio un pequeño toque.
- No, tío, yo no, que Pep quería hablar conmigo.
- Bueno, pues yo no se lo voy a negar- Reí.
Había espabilado más, y su afición por el fútbol y las mujeres iba ascendiendo, a mayor escala, claro. Seguí adelante, no había ningún reportero a la vista y eso me sorprendió bastante.
Iba mirando al suelo pensando en que hacer, donde ir después de ir a
- ¡AU!- sentí un pequeño golpe en mi pecho y tras ello una queja de una voz femenina.
- Perd..- alcé la mirada tras recogerle algunas de los cosméticos que habían caído de su.. sus bolsos, mejor dicho. Era ella.
Había cambiado mucho pero siempre la reconocería, su pelo lacio y oscuro, sus grandes ojos.. era ella.. era Elizabeth Anderson.
- Perdona, pero llego tarde- recogió los últimos objetos que quedaban en el suelo y los volvió a meter en sus bolsos, si llevaba mas de uno o dos, a continuación rápidamente se fue.
No me había reconocido.
¿O no me quería reconocer?


1 comentarios:
OOOOOOOHDIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOSSSSSSSS
Publicar un comentario