sábado, 23 de octubre de 2010

Capítulo cuarenta y dos

Elizabeth finalmente se digno a aparecer, pero era poco dada al fútbol y además al no entender el idioma mostraba menos atención de la habitual, excepto algunos pequeños vistazos que daba al campo. Espere que lo viese, pero no mostró ninguna reacción, por lo que di por echo que no había visto aún a Gerard, entonces caí en la cuenta de que buscaría a Cesc.

Tenía que poner mi mente en blanco para no pensar que había pasado la noche pasada.

- Oye, ¿Y Cesc?

- Sale en el segundo tiempo- dije mirando fijamente al campo.

Se quedó callada durante unos segundos dando a entender su ignorancia ante la respuesta que acababa de darle.

- Dentro de cuarenta y cinco minutos- le aclaré. Tras un largo rato me atreví a adelantar su reacción al ver que ocurría al ver a Gerard- ¿Qué te parece el partido?

- No sé, no le he prestado atención. Pero avísame cuando salga Cesc.

Cesc, Cesc, Cesc y más Cesc.

Joder.

A lo largo del partido cuando Gerard se acercaba en el campo cerca de donde nosotros estábamos, es decir, en el campo de visión de Beth- hasta que me percate que su campo de visión era la Blackberry y no el campo como debía ser- le daba pequeños toques de atención.

- ¡Ay! ¿Pero que haces?- se quejó. Quejica.

Ni siquiera se molestaba en mirar al campo, estaba más ocupada jugando a juegos tontos de la Blackberry o que se yo.

Terminó la primera parte y Elizabeth ni se percató de que una parte de su pasado estaba correteando por allí.

Decidí no largarlo más- me sentía como una celestina; entupido, lo sé- y bajé para llevar a Gerard hasta ella, ya que ella no iría, pero estaba completamente segura de que él si.

Busqué a Gerard pero Carles nos dijo que estaba hablando con Pep, entrenador.

Inconscientemente busqué con la mirada a Cesc.

- ¿Quieres un perrito?- preguntó Sergy sacándome de mis pensamientos.

- Ehm… si, vale- le sonreía satisfactoriamente.

Abby, no, otra vez no.

- ¡Abby! Me voy que ha venido F- me sorprendió Elizabeth mientras esperábamos en la cola para comprar la comida.

¡No, no! No se podía ir ahora que en cualquier momento iba a salir Gerard y menos aprovechando que ella estaba allí. Beth llevaba mucho tiempo con algo dentro que debía de liberar y sospechaba que Gerard también por algunas conversaciones que había ‘escuchado sin querer’ en las que Sergy le animaba a hacer cosas, y no hablo de meter goles.

- ¡No! Espera, por favor- grité cuando ya se iba a marchar.

- ¿Por qué? ¿Qué pasa?

- Ehm… - rápido Abby!- Fernando no te conviene.

- ¿Pero que dices Abby? ¡Si te encantaba!- Mierda. No se me daba bien eso de improvisar.

- ¡No, no!

- ¡Vamos, que me está esperando!

- Fer… te engaña con otra mujer- mentí piadosamente.

Yo y mis improvisaciones. Aquello estaba resultando ser bastante patético.

- ¿Qué? Abby, no tiene ni puta gracia. Ninguna.

Se giró u ahora si se marchó finalmente.

- ¡Bueno, al menos ven cuando termine el partido!- chillé inútilmente

- ¿Por qué le has dicho eso? ¿Es cierto?- preguntó Sergy sosteniendo en ambas manos dos perritos.

Me limité a no responder y agachar la cabeza avergonzada por lo que acababa de hacer, ¡hasta Sergy estaba confundido!

Necesitaba aislarme de la gente unos minutos.

Busqué el cuarto de baño, intenté preguntar a varia gente pero nadie me hacía caso y si lo hacían no me entendían.

Me eché las manos a la cara cubriéndome el rostro mientras me apoyaba sobre una pared. Bufé.

- ¿Qué haces aquí Abby? Cuidado que hay mucho loco por aquí y te pueden pisar- pronunció una voz familiar, mucho, mientras me retiraba las manos del rostro y me ayudaba a levantarme.

- Ces…

- Vamos, levanta antes de que..

- ¡CESC! ¡CESC! ¡GUAPO!

- ¡UN AUTÓGRAFO CESC!

Comenzó a gritar una multitud de gente que se dirigía hacia nosotros con muchas cámaras en mano.

- ¡Ven!- me cogió por la mano llevándome con él por una zona que por los carteles parecía solo para gente autorizada.

Los de seguridad pararon a esa multitud pero mientras entrábamos a una habitación los periodistas que se encontraban entre aquella multitud comenzaron a flashearnos.

- Abby, tenemos que hablar- me cogió por los hombros delicadamente.

- Ya está todo hablado.

- Abby, tienes que… éramos niños, yo no..

- Olvídalo, para mi ya no existes.

Me fijé atentamente en su rostro; sus ojos brillantes parecían sinceros pero ya no podía fiarme de nada que procediera de él, algo me lo impedía, pero lo que más llamó mi atención fue- y no pequeño- un golpe en su cara, parecía un puñetazo.

- ¿Qué te ha pasado?

- No existo, ¿recuerdas?- le miré con recelo.

- Tonto- acaricié la parte donde estaba el moretón.

- Un golpe jugando.

- Cesc ¿Cómo quieres que te crea? Se que no has jugado en la primera parte, joder, ¡estaba delante! Me tratas como a una idiota, siempre lo has hecho- noté una lágrima recorrer mi mejilla.

- ¡No Abby!- con uno de sus dedos me limpió la lágrima- yo… joder… es que… no te imaginas lo que han sido estos años

- Ya- contesté sarcásticamente- ¿Acaso crees que no veo la televisión, el periódico, los escándalos públicos con prostitutas? ¿Y ahora vienes y me di..

Se abalanzó sobre mi y rozó con mucha inercia sus labios con los míos sin soltarme la cara poco a poco fue bajando sus manos hacia mi cintura y lo peor fue que no hice nada para impedir que continuara.

Me alzó en brazos y me llevó hasta un blando y confortable-para el momento- sofá situado en la parte mas adentrada de la habitación.

Me besaba, le besaba, me acariciaba y yo le correspondía a todos sus actos.

Comenzó a desabrochar mis pantalones y a partir de ese momento dejé de pensar, perdí totalmente la cordura.

- Dime que es lo que buscas- susurré mientras desabrochaba mi camiseta.

- Quiero perderme en la locura- comenzó a besar mi cuello y yo me deshice de su camiseta.

Hice un corto pero intenso viaje a un lugar llamado cordura.

- Abby, ¿Dónde estabas?- me giré y vi ya vestido con ropa casual a Gerard.

- ¿Y el partido?

- ¿Cómo y el partido? Me has dicho que cuando terminase te esperara. Te he estado buscando por muchos sitios, tampoco estabas con Sergy

- Me he.. perdido

- ¿Qué es lo que querías?

- Elizabeth está aquí.

jueves, 21 de octubre de 2010

Capítulo cuarenta y uno

Cogí toda mi ropa, la cual que estaba desparramada por el suelo. Antes de salir por la puerta, me acerqué ala cocina(ambientada de forma americana) y vi un croissant encima de una de las encimeras adjunto a una entrada de fútbol y una nota que decía:

‘Espero que estés allí animándome, es muy importante para mí.

No me falles.

Nunca lo has hecho.

Xxx Cesc.’

La entrada afirmaba que el partido comenzaba a las cuatro de la tarde e instintivamente miré el reloj.

- Tres menos cuarto- puntualicé.

Salí de allí rápidamente y cogí un taxi.

- Al Camp Nou, por favor.

- ¡Hola! ¿Llego tarde?- saludé a Abby y sergy y me senté al lado de ésta primera. Me miró con cara de pocos amigos.

El partido comenzó y no entendía nada de lo que comentaban. Así que opté por encargarme de unos asuntos a través de la Blackberry.

- ¡Ay! ¿Pero que haces?- me quejé. Abby no paraba de darme codazos cada cierto intervalo de tiempo.

- Nada, déjalo- negó con la cabeza.

Gesticulé cara de no entender nada.

Después bufé.

Intenté prestar atención en ciertas ocasiones para comprender el partido y sobretodo buscar a Cesc; pero fue en vano.

También he de confesar que el fútbol no era una de mis pasiones, pelota para allá, para acá, no; pero supongo que por Cesc haría cualquier cosa.

El fútbol era un pin pon de personas.

Al fin de la primera parte Sergy y Abby bajaron abajo para saludar a Carles, supongo. Al cabo de unos minutos pensé en bajar yo también para buscar a Cesc, pero una llamada me retuvo.

- Hoola cielo, ¿Dónde estás?- saludó con ese peculiar acento vascuence que tanto me gustaba.

Me hubiera pasado horas y horas escuchándole.

- En el partido del Barcelona. Te lo dije anoche en un mensaje del contestador.

- Supuse que me esperarías o me llamarías, ya que estoy fuera haciéndolo yo- no le podía ver, pero imaginé fácilmente esa amplia sonrisa que utilizaba justo antes de besarme.

- ¡Oh Dios!- corrí hacia la salida.

- Te espero.

Colgué.

Antes de salir busqué a Abby, que la encontré en un puesto de comida rápida.

- Abby, voy fuera que ha venido F!- le dije emocionada.

- ¡No! Espera- sujetó del brazo

- ¿Por qué? ¿Qué pasa?

- Fernando no te conviene…

- ¡Pero que dices Abby! Si te encantaba – le recordé. Antes de girarme hacia la puerta.

- No, no.. ¡espera! ¡Fer… te engaña con otra mujer!- me giré.

- ¿Qué? Abby, no tiene ni puta gracia. Ninguna- puntualicé y me marché.

Por favor, aquello no. Otra vez no.

- Bueno, al menos ven cuando termine el partido- la oí decir.

¿Por qué había acusado de aquella manera Abby a F? Tenía miedo, dudas… otra vez.

- Amor- grité y fui hasta él echándome a sus brazos- te he echado de menos.

- Y yo, Eli- me besó en la frente mientras me abrazaba a su pecho.

Hacía mas de dos meses que no le veía, solo una semana después de la visita anterior y primera a Barcelona, vino a Nueva York como prometió.

Le besé, toque su pelo, le acaricié, le volví a besar y le abracé, no quería soltarlo, no podía.

Estuvimos paseando un largo rato sin alejarnos mucho de allí o eso creía y quería.

- Me ha dicho algo Abby que..

- Dime- esbozó una sonrisa sincera mientras me miraba con sus profundos ojos azules.

- Que... me has engañado…

Desde su metro noventa y cinco me observó. Pude ver como esa sonrisa pasaba a una fina dura línea recta.

- ¿Qué dices Eli?- rió.

- ¿Es verdad, F?- me temí lo peor.

Pero su intento de disimular la verdad era bastante pésimo, y eso no ayudaba mucho.

- Claro que no, Eli- sonreía aparentemente incrédulo.

Me conocía demasiado bien esas tácticas como para creérmelas.

- ¡Como has podido!

- ¡Que no!

- ¡Embustero, cabrón!

- ¿¡Es que eres idiota!?.- insultó.

Le abofeteé.

Me marché de allí a toda prisa.

Otra vez no, no por favor.

- ¡Eli, espera! Yo no… ¡JODER ELIZABETH!- le oí gritar por detrás.

Tras un indefinido y confuso tiempo recordé que Abby era quien tenía la llave de la habitación del hotel y aunque no quisiera verla ni hablar con ella, ni con nadie, fui a buscarla.

Tras preguntar a varia gente a duras penas en un castellano-catalán bastante patético, conseguí llegar al inconfundible estadio, entre por una puerta próxima a donde me encontraba, no me fije que ponía.

- ¡Au!

- ¡Hey, més cui..

Alcé la vista y un chico de mas o menos la altura de F y pelo rubio chocó conmigo.

- Perdona, yo no…- me excusé.

- Ehm..

- Lo siento..

- No importa- sonrió ampliamente.

- Es que no ha es un buen día... ¿Sabes como ha acabado el partido?

- Si, 1-6 a favor del Barcelona.

- Vaya genial- dije con un falso entusiasmo.

- Pienso que una chica como tú no se debería abatir de esa forma por un mal día- se agachó hasta conseguir que le mirase a los ojos. Le sonreí tristemente- ¿Quisiera tomar un café conmigo, chica desconocida?

miércoles, 20 de octubre de 2010

Capítulo cuarenta

- ¿Qué? ¿Elizabeth?¿Anderson?-preguntó incrédulo Piqué.

- Tío, esto empieza a parecer un reality show- comentó Carles y decidió volver a vestirse, ya que se estaba paseando por todo el Camp Nou con una simple toalla. Sergy soltó una carcajada.

- ¿Cómo sabes eso cielo?- me cogió por la mano Sergy.

- Es que íbamos hacia la habitación y vino él y… se la llevó.

Gerard volvió a agachar la cabeza y se echó las manos a la cabeza aforrándose a su corto pelo.

- ¿QUÉ COÑO FEU AQUÍ ENCARA? – apareció un hombre gritando con unas grandes entradas y escaso pelo moreno que asigné rápidamente con esas características a Josep Guardiola, el entrenador.

- Tranquilo, Pep- calmó otro aparente jugador que pasaba en aquel instante por allí.

- ¡Ni tranquilo ni hosties!- se quedó mirando de una forma muy negativa a Piqué- ¡ANEM PIQUÉ!

Él ni se inmutó y se levantó con una expresión con una mezcla entre furia, tristeza, odio, sobretodo esto último.

- Ger..- hice hincapié para salir tras él.

- Déjalo- Sergy con un movimiento sosteniendo mi muñeca me frenó.

Llamé a Elizabeth miles de veces hasta que saltaba el contestador y colgaba; pero la última vez que la llamé dejé que sonara el buzón de voz para dejarle un mensaje amenazándola, pero me llevé una… sorpresa.

- ¡Hola! Soy… - efectuó una pausa- Eliiiiiiiiiiiiiiiiiizabethhhhhhhhhh- otra pausa- y- apareció una voz que no me imaginé oír para nada- ¡jo sóc Cesc Fàbregas! Y ahora..- colgué, no quería oír más.

Pero estaba segura de que aquel no era su usual mensaje de voz.

- ¿Ha contestado?- preguntó Sergy que venía con Carles- ya vestido con el uniforme-.

- No.

- ¡Eh! ¿Por qué no viene tu amiga la morenita?- le dio un codazo a Sergy descaradamente.

Se acercó Gerard hacia donde estábamos.

- Eh, bueno, tomad- no dio un par de entradas en unos de los mejores sitios, pero seguía manteniendo aquella mezcla de expresiones, y ni una sola sonrisa.

- Gracias Ger!- le posó la mano sobre el hombro Sergy.

- Muchas gracias, Gerard- me incliné de puntillas y le abracé- al terminar el partido te espero aquí, tengo algo para ti- le susurré al oído.

Cuando me aparté de él pude ver su expresión de sorpresa pero ni una sonrisa.

- Vamos, Geri que Pep nos mata, que el partido está a punto de empezar.

Y ahí iban a disputar el partido, pero al calma no llegó, ni siquiera antes del partido.

- ¡HIJO DE PUTA!- oí un grito y un fuerte golpe.

- Vamos- me instó Sergy cuando me giré para ver que sucedía cuando estábamos a punto de salir a las gradas.

- Pero Sergy... ¿no lo has…

- Vamos- repitió seriamente llevándome con él agarrada por la cintura.

Señoras y señores, hoy a día 20 de Diciembre de 2016, se disputa un gran partido entre el Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid. Y parece ser que volverá a jugar de nuevo, tras su reciente lesión Cristiano Ronaldo…

Los comentaristas empezaron a informar de la posición de los jugadores de los dos equipos. He de decir que todos los comentarios me los iba traduciendo Sergy, pero hubo un último comentario antes del comienzo del partido que si logré entender.

Parece ser que Cesc Fàbregas no comenzará como titular, que es como en principio iba a ser ; debido a que ha habido un altercado- comentó otro- pero entrará después de la primera parte, acaba de confirmar Guardiola.

- ¡Hola! ¿Llego tarde?

martes, 19 de octubre de 2010

Capítulo treinta y nueve

Elizabeth se giró y su cara cambió de estar atemorizada a una agradable sonrisa.

- ¡Cesc! ¿Qué ocurre, que haces aquí?

- Bueno… me preguntaba si.- se acercó hacia él a pesar que aquello no iba conmigo me quedé observándoles a unos metros- querías venirte a tomar una copa con un antiguo amigo- pese a que estaba hablando con ella pareció que me lo estaba preguntándome a mí, ya que no dejó de mirarme en todo momento.

- Pues claro- sonrió ella.

Ya estaban a punto de entrar en el ascensor cuando a Beth le vino a la cabeza que estaba anteriormente con ella. Había bebido bastante en la cena, iba a acabar resacosa, era lo que últimamente más le gustaba hacer.

- ¿Quieres venir, Abby?

- No, da igual- le sonreí.

Entraron al ascensor y Beth ya de por si podía mantener poco el equilibrio y ni se sabía donde miraba, al contrario que Cesc que antes de que se cerrasen las puertas del ascensor sin apartar la mirada de la mía agarró a Elizabeth por la cintura.

Aquello despertó en mi algo que creí que estaba muerto, sepultado, pero que aun así: me jodió.

No vi llegar a Beth por la noche pero alcé la vista pero no estaba en su cama, su cama estaba hecha y aun no había pasado el servicio de limpieza.

Sergy entró de repente con la llave que no sé de donde la había sacado.

- ¡VAMOS!¡Que haces aún en la cama, cielo?¡son las tres!

- ¿Las tres de que?

- De la tarde.

- Y, ¿tú por que entras así? ¿Y si Beth hubiera estado desnuda o yo?- le eché una mirada que lo decía todo.

- Ehm... experiencias nuevas- me guiñó un ojo.

Fuimos a comer fuera y Sergy me estuvo contando todo acerca del F.C Barcelona; los jugadores, campo, historia…

Después de comer fuimos al campo de fútbol donde se jugaría el partido una hora antes de que empezara y Sergy me llevó hasta la puerta del vestuario. Debía de ser una broma.

- Eh, eh, ¿Dónde me llevas Sergy? ¡Es que estás loco o qué! No pienso ver a no se cuantos tíos en bolas- echó a reír.

- ¡Como si no hubieras visto un hombre desnudo en tu vida!

- Estás gracioso hoy, eh- le di un codazo.

Entonces la puerta se abrió dejando mostrar a Carles con una toalla envuelta en su cintura.

- ¡Hola! ¡Que pasa chicos! ¡Hosties, Abby! Que lo haga Sergy que le pongo, pero tú..- echó a reír acompañado por Sergy.

- Ha sido él, que ha insistido- recriminé riendo.

- Eh, ¿Dónde está Cesc, tíos?- oí una voz realmente familiar procedente de dentro del vestuario.

Me parece que se aproximaba la próxima tercera guerra mundial.

Oh joder, me grité para mis adentros.

- ¡Eh, tío, ven que te presente a unos amigos!- Carles echó la cabeza atrás refiriéndose-y temiéndome que se dirigiera a quien yo creía- a alguien del vestuario.

Y entonces aún incrédula, vi salir a una silueta que pasaría perfectamente el metro noventa con el pelo húmedo aun y unos profundos ojos azules aparecieron por la misma puerta que antes Carles Puyol había salido.

- Mira, Geri, ella es Ab…

- ¡Abby, Sergy!- esbozó una sonrisa y no dejaba de mirarnos muy sorprendido.

¿Qué pasa, que todos habían cambiado menos yo?

Me dio dos besos y un apretón junto a un amistoso abrazo a Sergy. Estaba guapísimo, he de confesarlo; los años le sentaban muy bien a Gerard Piqué

Volvió a entrar al vestuario para terminar de vestirse y después salió para hablar un poco con nosotros.

La verdad es que Sergy le tenía mucho cariño a Gerard, siempre se había portado muy bien con él. Incluso estos años atrás, Gerard llamaba a Sergy para ver como estaba.

- Bueno, ¿Qué habéis aquí?¡contadme!

- Nos… vamos a casar... en Barcelona.- confesó tímidamente Sergy mientras me cogía de la mano.

- ¡Enhorabuena!-sonrió ampliamente.

- Tío, ¿has visto a Cesc? Pep está que muerde- apareció de repente Puyol un poco… acojonado.

Vaya debía ser ese tal Pep. Sergy debía de conocer muy bien mis expresiones para responderme en un susurro que ‘Josep Guardiola’ era su entrenador.

- Ehm… bueno… Cesc se fue anoche después de la cena sobre las 3:00 a.m. con- allá iba el detonante- Elizabeth.

BOOM.

Gerard que estaba snetado en uno de los asientos junto a nosotros cabizbajo tocándose la nuca, alzó rápidamente la cabeza al oir su nombre.

- ¿Qué?

Acaba de estallar la tercera guerra mundial.

domingo, 17 de octubre de 2010

Capítulo treinta y ocho

- Sergio- se levantó y apretaron sus fuertes manos, Cesc me miró a continuación- Abby

- …- no podñia pronunciar ni una palabra, silaba, letra, sonido, nada.

¿¡Que coño te pasa Abby!?

No es nadie, nadie.

- Estás guapísima Abby- me elogió mientras cogió una de mis manos y la besó caballerosamente, yo sin embargo giré la cara. No podía continuar mirando sus fijos ojos, esos que me cautivaron una vez.

- … Francesc…- susurré, incluso me costaba pronunciar su nombre.

- ¿Os conocéis?- interrumpió sorprendido Carles.

- Fuimos juntos al instituto- aclaró Sergy.

- Y, ¿Qué tal por el Arsenal?- rompió el hielo Sergy cansado de oir los chistes de Carles; éste último cansado de sacar unas pocas palabras entre los tres.

- Fue bien.

- ¡OH DIOS!¡CESC!- todos nos giramos hacia la procedencia de esa voz y por fin apareció, Elizabeth apareció con un bonito y ajustado vestido rojo a conjuntos con unos altos tacones que disimulaba perfectamente su metro sesenta y poco.

- ¡ELI!¿eres tú?- exclamó asombrado Cesc, se levantó esperando que ella llegara a la mesa, después se abrazaron tiernamente- Estás preciosa, Eli- oí en un susurro- ¿Qué haces aquí?

- He venido con Sergy y Abby a…- nos miró. Resultó incómodo.

- Entiendo. Me alegro mucho de haber aceptado la invitación de Carles a venir.

- Y yo, oh Dios, Cesc, ¡como has cambiado! Estás mucho más guapo, atlético y.. sexy- le guiñó un ojo. Ambos se echaron a reir mientras los demás le contemplábamos.

- Uy, no te imaginaba de esos,¿CB?

- Ni yo tan poco dada para los acertijos- le guiñó esta vez él un ojo.

- Ah, vale Cesc Fàbregas.

Echaron a reir de nuevo.

- Dime, ¿Qué haces en España?

- Pues que me han dichado en el Barça.

- Vaya, al final los esfuerzos de tu papi dan resultado- sonrió ella.

- Parece que alguien se acuerda..-alcancé a escuchar.

- ¿Qué? Bueno y.. ¿tu amigo?

- ¿Quién?-disimuló patosamente.

- No te hagas el loco.

- Pues en Inglaterra supongo.

A pesar de la poca credibilidad de sus palabras Elizabeth le creyó y sonrió aliviada. ¿Se lo creyó o se lo quería creer?

- ¿Vais a venir al partido del Jueves?- cambió de tema radicalmente. ¿Por qué?

- No- contesté tajante.

- ¡Si!- contradijeron alegremente Beth y Sergy.

Mientras, Carles estaba ensimismado en sus pensamientos y tarareando un himno que algo conseguí entender.

- Tot el camp..

Después todos echamos a reir.

- ¡Ay, que ilusión!- contaba una y otra vez emocionada Betht tras terminar de cenar y subir a la habitación que esta vez compartíamos.

- Lo has dicho ya un millón de veces- dijé cansada.

- Ay, perdón.. se me..

- Da igual-le corté- me basta con que dejes de hablar de él.

- ¿Vas a ir al partido?

- Tendré que ir, son los amigos de Sergy, y a él le hace mucha ilusión… pero sinceramente no tengo ninguna gana…

- ¡Vamos! Además, ¿Por qué te pones así? Ya lo olvidaste, ¿no?- volvió al tema anterior, nunca me escuchaba. Ogh.

- Su..pongo…

- Dios… no…

- Oye, me gustaría ver como reaccionarías si Gerard apareciese ahora mismo.

- Eli..- susurró una voz ajena a nosotras.

Él se limitó a reir y le observó sorprendido.

- ¿Qué haces tú aquí, tío?

- He sabido que veníais y he dicho: ¡Carles, vamos pa’ ya a conocer a la que ha enamorado al que decía: ‘yo nunca estaré más de dos meses con ninguna tía, no merece la pena’, asique..- miró hacia nos encontrabamos Beth y yo y sonrió.

Comenzó a acercarse hacia nosotras y Beth como se cojita mi brazo y se escondió detrás de mí, ¡como si no la fuera a ver!

- Encantado, ¡no te faltaba razón cuando tu madre decía que era guapísima- abrazaba Carles mientras besaba a Elizabeth en las mejillas. Metió la pata, pero bien.

- Ehm.. yo.. no..

- Como decimos aquí: ¡GUAPA!- le puso entusiasmo a esto último.

- Tío, ella no es Abby, es su amiga., Abby es ella- me cogió por la cintura y me llevó hacia su pecho.

- ¡OH! Oh, joder, lo siento- se acercó esta vez hacia mi y me cogió por la mano- Tú también eres guapísima- Eli y yo reímos, rompiendo asi la tensión.

Seguios andando saliendo así hacia el coche de Carles que dijo que estaba esperándonos.

- Bueno y, ¿Qué tal vais en el equipo?

- Bastante bien, en poco días jugamos contra nuestro mayor rival.

- ¿El Madrid?¿En serio?

- Si, si, ¿Qué tal si venís? Además hay nuevos jugadores en el equipo, pero shh- se echó un dedo al a boca en señal de silencio.

- ¡Perfecto! Carles, ¿sabes que Elizabeth es la novia de Fernando..- ¿Cómo se apellidaba?- me giré hacia ella dándole hincapié a que terminara la frase o al menos contestara, pero iba demasiada perdida en su mundo mirando a no se donde, parecía que buscaba a alguien.

- ¿Beth?

- ¿Eh? Eh, eh si, si.

- Beth, ¿Cuál es le apellido de Fernando?

- Llorente- sonrió hacia Sergy y Carles.

- ¡Hosties! ¿si? Es compañero en la selección, ¡collons lo que aprende uno!- sonrió vergonzosamente.

- Pues dile a Fer que venga también, que vea como se las gasta el Barça.

- Es que.. viene mañana, pero se lo diré- Él la sonrió.

Carles le comentó algo a Sergy en catalán que no conseguir descifrar pero a lo que éste último contestó muy alegre.

- ¡ELIZABETH! ¡esto se está convirtiendo en una mala costumbre, eh!- chillé desde fuera aporreando la puerta del cuarto de baño de la habitación- ¡Vamos, que Sergy está abajo esperándonos en el coche! ¡uno, dos, tres.. me voy!. Salí por la puerta principal del hotel, eché la vista atrás esperando ver a Eli corriendo tras de mí pero fue en vano.

Llegamos a un glamoroso restaurante, Elizabeth se había pasado, ¿Cómo iba a venir ahora si no sabía en que restaurante era?

Sergy sin motivo aparente me cogió de la mano con cierto aferro. Le miré extrañada.

- ¿Qué haces, Sergy?

- Protegerte.

- ¿Qué?¿de que hablas?- Él con la mirada fija en el frente se aferró más a mi.

Dios.

- ¡Segy, Abby!- le dio la mano a Sergy mientras que a mi me dio dos besos- He traido a un viejo amigo para que lo conozcáis, no tenía plan y ya que ahora después de bastantes años vuelve a Barcelona..

Le miré. Mis ojos no podían dejar de observar sus blanquecinos dientes en aquella sonrisa que esbozaba de forma tan cordial. Noté como Sergy presionó aún más mi mano contra la suya.

- Cuanto tiempo, Cesc.

sábado, 16 de octubre de 2010

Capítulo treinta y seis

- Joer, ya te vale Abby, no despertarme, eh- apareció en el último momento-como supuse- sentándose en el único asiento libre junto a Sergy.

- Te mato- le miré con recelo. Sergy echó a reir y removió el pelo de Elizabeth.

- ¿Por qué llevas el bolso abierto y..- hice una mueca de asco- y lleno de pelusas?- lo señalé.

- Ay, ¡es que me he chocando con un chico viniendo hacia aquí!

- Uy, uy, uy, ahora entiendo porque has llegado tan tarde- sugirió Sergy.

- Y por eso llevas la camisa- que acompañaba con una falda negra de tubo y unos grandes tacones blancos y negros de alguna cara marca- desabrochada, eh!- comenté.

- ¡Idiotas!- rió.

- ¡Por fin en Nueva Cork!- suspiró aliviada Beth al pisar suelo americano.

- Ni que hubieras pasado un calvario en Barcelona- comentó Sergy.

- No, pero todos hablan catalán y si ya de por si el español es una locura..

- ¡No sabes de que quejarte, pequeña leona!- volvía a tontear Sergy con ella.

Pasaron dos meses y yo cada vez estaba más histérica y más insoportable y por ellos más de dos veces la relación entre Sergy y yo se tambaleó.

Los del catering y los organizadores reclamaron nuestra asistencia en Barcelona, asi que tuvimos que volver a ir, eso si, con Elizabeth, últimamente se apuntaba a un bombardeo si era preciso. El último año no paraba de tener relaciones si es que se le podía llamar así a la primera mirada acabar en una cama follando. Estaba perdiendo la cabeza.

- ¿No decía que no te gustaba el habla española ni catalana?

- Dije que era difícil, no que no me gustara, además al ser una ‘guiri’ como ellos dicen se liga más, querido ‘cuñi’- apodaba Beth a mi futuro marido.

Cuando bajamos del avión, una vez más en Barcelona- y las que nos quedaban- un chico de larga melena rizada y color castaña se acercó a nosotros a la puerta de salidas del aeropuerto.

- Vaya, vaya, el que se fue y me dejó a medias jugando al pro, ¡cabrón!- exclamó el chico, Sergy rió.

- ¿Qué hace un jugador de futbol profesional aquí? Supongo que la prensa te perseguirá a todos lados, ¿no, Carles?

jueves, 14 de octubre de 2010

Capítulo treinta y cinco

Había conseguido lo que llevaba esperando prácticamente desde que nací: jugar en el primer equipo del Fútbol Club Barcelona. ¿Lo mejor? Que también jugaría con Cesc Fàbregas.

Desde que él se fue en el 2012 al Arsenal, equipo inglés que inesperadamente le ofertó unirse a ellos, y que una semana después volé hacia Reino Unido yo también pero no de forma inesperada ya que desde que en el momento que marché de Cabrils, mi ciudad natal, todo estaba planeado, pues no nos habíamos parado más de cinco minutos a hablar ni a tomar una mísera copa juntos.

Había llegado el día, el momento de irme del Manchester United y viajar a mi patria, a mis orígenes. Siempre fui culé y siempre lo seré, lo juro.

Peo, el entrenador desde hacía ocho años del club se había portado muy bien conmigo para llegar hasta allí. Me reuní con Cesc en Londres el día treinta de Noviembre, nunca olvidaré aquella fecha. Había cambiado bastante ahora él era más alto, su estilo de pelo no era nada del otro mundo pero tenía su propio estilo y negro como el carbón, como siempre, y en sus ojos negros pude ver todos aquellos momentos y ganas que teníamos ambos de volver a entrenar como en antaño.

- ¡Tío! Joder, ¡eres un pino!- reí con él.

- Que cabrón, tú también, ya no eres tan enano- le guiñé un ojo, de nuevo ambos reímos.

Después de contar hazaña tras hazaña a lo largos de todos los años transcurridos sin vernos excepto por televisión o en partidos, hablamos las tres horas en el avión privado.

- Tío, cuando me dijeron que venías me sorprendió.

- ¿Por qué?- me miró con recelo- veo que te acuerdas muy bien de lo que te contaba- se quedó en silencio esperando que lo recordase, pero no le sirvió de nada, creo que tantas noches de alcohol a lo largo de estos años habían afectado un poco mi memoria- mi padre fue socio de tu abuelo, Geri, joder, ha pasado tiempo, pero no siglos para que lo olvides.

- Joder, es que del pasado poco recuerdo- agaché al cabeza- y poco quiero recordar.

- Ni yo tío-alcé la cabeza.

- ¿Por qué?

No encontraba la razón porque las que él no querría recordar nada de Nueva York, pero ¿y yo? ¿Por qué no quería recordarlo? ¿Tan malo había sido de verdad?

- Bueno, no seas tonto, ahora tienes una vida de lujo, y la que te espera, no tienes tiempo para pararte a pensar en por qué no quieres recordar tu adolescencia en América, ¡NO! ¡ahora estás en España!- me dije para mi mismo.

Durante el resto del viaje me dediqué a intentar pensarlo, ya que Cesc me había abandonado cayendo rendido en el asiento, llegué a la conclusión que era una estupidez y que alguien como yo no merecía la atención ni el espacio en mi pensamiento para dedicárselo a ella.

- Tío, ya hemos llegado- me despertó Cesc. Sin darme cuenta me había quedado yo también dormido.

Al bajar del avión había algunos periodistas que querían tener la primicia de la noticia, aun desconocida, de que habíamos sido fichados en el FCB.

- Eh, espera- me sostuvo Cesc por el hombro- hay ahí atrás unas fans- hizo un pícaro movimiento de cejas- que me necesitan, podemos darle autógrafos- me dio un pequeño toque.

- No, tío, yo no, que Pep quería hablar conmigo.

- Bueno, pues yo no se lo voy a negar- Reí.

Había espabilado más, y su afición por el fútbol y las mujeres iba ascendiendo, a mayor escala, claro. Seguí adelante, no había ningún reportero a la vista y eso me sorprendió bastante.

Iba mirando al suelo pensando en que hacer, donde ir después de ir a la Masia,y después de darle miles de vueltas a lo que ya era un hecho, jugaba en el primer equipo del Barcelona.

- ¡AU!- sentí un pequeño golpe en mi pecho y tras ello una queja de una voz femenina.

- Perd..- alcé la mirada tras recogerle algunas de los cosméticos que habían caído de su.. sus bolsos, mejor dicho. Era ella.

Había cambiado mucho pero siempre la reconocería, su pelo lacio y oscuro, sus grandes ojos.. era ella.. era Elizabeth Anderson.

- Perdona, pero llego tarde- recogió los últimos objetos que quedaban en el suelo y los volvió a meter en sus bolsos, si llevaba mas de uno o dos, a continuación rápidamente se fue.

No me había reconocido.

¿O no me quería reconocer?

miércoles, 13 de octubre de 2010

Capítulo treinta y cuatro

- ¡ELIZABETH ANDERSON!- chillé mientras aporreaba su puerta como una auténtica loca- mira que lo sabía, eh, ¡LO SABÍA!- Sergy me observaba, como cuando se daban ese tipo de situaciones, con una expresión un tanto acobardada, y no le faltaba razón.

- Tenía que haber dormido con nosotros- le miré de reojo de la peor forma posible- Es broma, tonta- dijo intentando arreglarlo. Rió.

- ¡ELIZABETH, QUE NOS VAMOS, EH!- seguí aporreando al puerta- Vámonos, ya cojerá ella el siguiente vuelo.

- ¿Qué hora es, cielo?- le sonreí mientras le rodeaba con mi brazo izquierdo su cintura a la vez que caminábamos hacia el coche.

- Las nueve y media. Creo que es un poco precipitado irnos ya, ¿no?

- No, la conozco, se despertará a las once y poco y la histeria reinará sobre ella, me llamará, le colgaré, me pitarán los oídos y en el último momento llegará al aeropuerto.

- Vaya, si que la conoces, si.

- Son ya muchos años, además, ¡eso le pasa por no hacerme caso!

- ¡Si, señora!- imitó un saludo militar de forma burlesca.

- Tonto- le di un toque en la nariz.

Pasamos unas cuantas horas por las más famosas calles de Barcelona.

Mimos, simulaciones de estatuas, pajarerías, magos.. abordaban Las Ramblas de la gtan ciudad.

Bajamos hasta el puerto y había a lo largo de la entrada a este hombres y mujeres de diversas razas vendiendo diversos artículos, mayoritariamente era bisutería barata, pero tenía su encanto.

- Mira Sergy; ¡me encanta!- señalé un collar que había en un ‘Top Manta’. Él solo me sonrió.

- Ten- decía patosamente el hombre de raza negra.

- Vale- respondió Sergy y sacó de su cartera veinte euros, que en dólares no sé exactamente a cuanto equivaldría.

Y tras esto el hombre cojió en un abrir y cerrar de ojos su manta y todo lo que ella llevana y marchó, no sin antes darme mi nuevo collar; el cual me puse en el mismo momento como si de una niña pequeña se tratase.

Era largo, hasta más abajo del pecho, con un medallón de varios centímetros de diámetro, unido en una cadena de color bronce. El medallón, bueno tenía un entramado, pero me gustaba.

Después de hacernos, quizás, miles de fotografías por todos los monumentos más llamativos para nosotros llamé a Elizabeth varias veces, pero como esperaba: nada.

- Le dejaré un mensaje en el contestador:

Eli, por Dios despiértate, que no vas a conseguir llegar al avión. No tienes nada preparado y dudo que recuerdes donde tienes el coche. ¡Ni siquiera conoces la ciudad! Estas loca.- finalicé.

- No importa, le puedo sacar otro billete- dijo Sergy. Le miré asombrada, siempre sabía como desconcertarme, pero a veces era molesto que fuera tan atento con Elizabeth.

- Te amo.