Elizabeth finalmente se digno a aparecer, pero era poco dada al fútbol y además al no entender el idioma mostraba menos atención de la habitual, excepto algunos pequeños vistazos que daba al campo. Espere que lo viese, pero no mostró ninguna reacción, por lo que di por echo que no había visto aún a Gerard, entonces caí en la cuenta de que buscaría a Cesc.
Tenía que poner mi mente en blanco para no pensar que había pasado la noche pasada.
- Oye, ¿Y Cesc?
- Sale en el segundo tiempo- dije mirando fijamente al campo.
Se quedó callada durante unos segundos dando a entender su ignorancia ante la respuesta que acababa de darle.
- Dentro de cuarenta y cinco minutos- le aclaré. Tras un largo rato me atreví a adelantar su reacción al ver que ocurría al ver a Gerard- ¿Qué te parece el partido?
- No sé, no le he prestado atención. Pero avísame cuando salga Cesc.
Cesc, Cesc, Cesc y más Cesc.
Joder.
A lo largo del partido cuando Gerard se acercaba en el campo cerca de donde nosotros estábamos, es decir, en el campo de visión de Beth- hasta que me percate que su campo de visión era
- ¡Ay! ¿Pero que haces?- se quejó. Quejica.
Ni siquiera se molestaba en mirar al campo, estaba más ocupada jugando a juegos tontos de
Terminó la primera parte y Elizabeth ni se percató de que una parte de su pasado estaba correteando por allí.
Decidí no largarlo más- me sentía como una celestina; entupido, lo sé- y bajé para llevar a Gerard hasta ella, ya que ella no iría, pero estaba completamente segura de que él si.
Busqué a Gerard pero Carles nos dijo que estaba hablando con Pep, entrenador.
Inconscientemente busqué con la mirada a Cesc.
- ¿Quieres un perrito?- preguntó Sergy sacándome de mis pensamientos.
- Ehm… si, vale- le sonreía satisfactoriamente.
Abby, no, otra vez no.
- ¡Abby! Me voy que ha venido F- me sorprendió Elizabeth mientras esperábamos en la cola para comprar la comida.
¡No, no! No se podía ir ahora que en cualquier momento iba a salir Gerard y menos aprovechando que ella estaba allí. Beth llevaba mucho tiempo con algo dentro que debía de liberar y sospechaba que Gerard también por algunas conversaciones que había ‘escuchado sin querer’ en las que Sergy le animaba a hacer cosas, y no hablo de meter goles.
- ¡No! Espera, por favor- grité cuando ya se iba a marchar.
- ¿Por qué? ¿Qué pasa?
- Ehm… - rápido Abby!- Fernando no te conviene.
- ¿Pero que dices Abby? ¡Si te encantaba!- Mierda. No se me daba bien eso de improvisar.
- ¡No, no!
- ¡Vamos, que me está esperando!
- Fer… te engaña con otra mujer- mentí piadosamente.
Yo y mis improvisaciones. Aquello estaba resultando ser bastante patético.
- ¿Qué? Abby, no tiene ni puta gracia. Ninguna.
Se giró u ahora si se marchó finalmente.
- ¡Bueno, al menos ven cuando termine el partido!- chillé inútilmente
- ¿Por qué le has dicho eso? ¿Es cierto?- preguntó Sergy sosteniendo en ambas manos dos perritos.
Me limité a no responder y agachar la cabeza avergonzada por lo que acababa de hacer, ¡hasta Sergy estaba confundido!
Necesitaba aislarme de la gente unos minutos.
Busqué el cuarto de baño, intenté preguntar a varia gente pero nadie me hacía caso y si lo hacían no me entendían.
Me eché las manos a la cara cubriéndome el rostro mientras me apoyaba sobre una pared. Bufé.
- ¿Qué haces aquí Abby? Cuidado que hay mucho loco por aquí y te pueden pisar- pronunció una voz familiar, mucho, mientras me retiraba las manos del rostro y me ayudaba a levantarme.
- Ces…
- Vamos, levanta antes de que..
- ¡CESC! ¡CESC! ¡GUAPO!
- ¡UN AUTÓGRAFO CESC!
Comenzó a gritar una multitud de gente que se dirigía hacia nosotros con muchas cámaras en mano.
- ¡Ven!- me cogió por la mano llevándome con él por una zona que por los carteles parecía solo para gente autorizada.
Los de seguridad pararon a esa multitud pero mientras entrábamos a una habitación los periodistas que se encontraban entre aquella multitud comenzaron a flashearnos.
- Abby, tenemos que hablar- me cogió por los hombros delicadamente.
- Ya está todo hablado.
- Abby, tienes que… éramos niños, yo no..
- Olvídalo, para mi ya no existes.
Me fijé atentamente en su rostro; sus ojos brillantes parecían sinceros pero ya no podía fiarme de nada que procediera de él, algo me lo impedía, pero lo que más llamó mi atención fue- y no pequeño- un golpe en su cara, parecía un puñetazo.
- ¿Qué te ha pasado?
- No existo, ¿recuerdas?- le miré con recelo.
- Tonto- acaricié la parte donde estaba el moretón.
- Un golpe jugando.
- Cesc ¿Cómo quieres que te crea? Se que no has jugado en la primera parte, joder, ¡estaba delante! Me tratas como a una idiota, siempre lo has hecho- noté una lágrima recorrer mi mejilla.
- ¡No Abby!- con uno de sus dedos me limpió la lágrima- yo… joder… es que… no te imaginas lo que han sido estos años
- Ya- contesté sarcásticamente- ¿Acaso crees que no veo la televisión, el periódico, los escándalos públicos con prostitutas? ¿Y ahora vienes y me di..
Se abalanzó sobre mi y rozó con mucha inercia sus labios con los míos sin soltarme la cara poco a poco fue bajando sus manos hacia mi cintura y lo peor fue que no hice nada para impedir que continuara.
Me alzó en brazos y me llevó hasta un blando y confortable-para el momento- sofá situado en la parte mas adentrada de la habitación.
Me besaba, le besaba, me acariciaba y yo le correspondía a todos sus actos.
Comenzó a desabrochar mis pantalones y a partir de ese momento dejé de pensar, perdí totalmente la cordura.
- Dime que es lo que buscas- susurré mientras desabrochaba mi camiseta.
- Quiero perderme en la locura- comenzó a besar mi cuello y yo me deshice de su camiseta.
Hice un corto pero intenso viaje a un lugar llamado cordura.
- Abby, ¿Dónde estabas?- me giré y vi ya vestido con ropa casual a Gerard.
- ¿Y el partido?
- ¿Cómo y el partido? Me has dicho que cuando terminase te esperara. Te he estado buscando por muchos sitios, tampoco estabas con Sergy
- Me he.. perdido
- ¿Qué es lo que querías?
- Elizabeth está aquí.

