- ¡Au! me haces daño-seguía llorando. Hice caso omiso a sus lamentos de cría pequeña.
Llegamos al parque, si se le podía llamar así. Estaba situado tras el antigüo almacen junto al pabellón, aparté unos arbustos con mi mano derecha mientras con la otra sujetaba su frágil mano. Una vez accedimos allí en un impulso estiré mi mano izquierda con la que le agarraba a ella, tirándola así al césped cayendo de esta manera de forma lateral, se reincorporó sentándose con las piernas cruzadas frotándose la muñeca que yo le había agarrado.
- No dramatices, Elizabeth- escupí enfadado. Me pasé las manos por la nuca subiendo a su paso hasta la parte de arriba de la cabeza. Aquello me podía- Estic fins als collons- terminé por susurrar.
- Gerard..- susurró al fin. No me atreví a mirarla.
- ¡NO!- terminé por mirarla, crucé los brazos- vamos, dime lo que ibas a decir.
Esperó unos segundos y torpemente se levantó, aunque pude notar como su pie derecho no iba al compás de sus movimientos, le costaba moverlo; no me extrañaba con esos tacones.
- Eres lo peor que ha podido pasar en mi vida- qué novedad- ¿y sabes? Te puedo jurar que no derramaría ninguna lágrima por tí si te murieses- habló al fin, no me esperaba que fuera a decir eso, ni mucho menos.
Repasé con mi lengua toda mi dentadura mientras mantenía la boca cerrada. Me repetí mentalmente una y otra vez esas palabras para mí mismo. Yo también podía jurar que Elizabeth Anderson era la mujer que mas daño me había hecho psicológicamente.
No recuerdo muy bien, pero mi siguiente reacción fue totalmente impulsiva, solo puedo recordar perfectamente la rabia corriendo por mis venas; volví a empujarla al césped echándome yo ésta vez encima de ella apresándole por las muñecas contra el suelo. La rabia aumentaba cada vez que miraba sus grandes ojos marrones de largas pestañas. Frené mis impulsos recordando las palabras de mi padre: ' Los impulsos se miden mediante sentimientos, el arrepentimiento mediante dolor'.
- Gerard.. Gerard- inútilmente hacía fuerza con sus frágiles brazos intentado impulsar mi pecho para apartarme del suyo- Por favor, quítate. ¿por qué haces esto?
- ¡Por qué cojones lo hiciste tú!- grité, aprentando más mis dedos contra sus muñecas- ¿ No puedes pararte a pensar en alguien que no seas tú misma? Si mucha gente supiera como eres, creeme que estarías sola, como acabarás. Pobre Abby- bufé- ¿tú te haces llamar su amiga? ¿TÚ TE HACES LLAMAR PERSONA?- ví entonces como una tímida lágrima escurrió por su mejilla- ¿Donde está la tímida Elizabeth de ese primer día de clase? Aquella que tímidamente rozó su mano con la mía. Esa chica coqueta aunque algo torpe..- pasaron no sé si segundos, minutos callados- ¿donde esos ojos risueños?¿esa sonrisa que iluminaba las más apagadas calles de Boston?
- Todo eso se ahogó en un mar de lágrimas...- echó a llorar de nuevo.
- No seas dramática, Elizabeth, son ya años.
- Cómo eres capaz de ser tan frío, te desconozco- recobró la compostura, levantando el torso del suelo, cuando yo descuidado dejé de hacer fuerza, recorrió con su dedo índice el recorrido que sus lágrimas habían hecho limpíandolas así. Quedamos entonces en la posición de ella sentada y yo rendida a su cuerpo, me intimidó. Una vez más.
- No soy perfecto- confesé- Mary lo sabe.
- Gerard..- me agarró con su pequeña mano por la mandíbula- Mary, no sabe nada, absolutamente nada de tí, por no saber no sabe ni andar con tacones- no pude reprimir esbozar una leve sonrisa- No te voy a decir que lo eres. No soy una hipócrita y lo sabes, pero creeme cuando te digo que nadie es perfecto. Lo que yo digo esque no creo en las personas normales; lo que yo creo es que todos somos especiales. Y sinceramente espero que Mary y tú seais muy felices con hijos o lo que sea-apartó la mirada al suelo- pero lo que quiero es que me recuerdes, que no se te olvide que he existido- posó su dulce mano sobre mi clavícula, tocándo así un collar que colgaba de mi cuello, el cual siempre escondía bajo las camisetas- por favor...-terminó por decir.
Mi cuerpo tendido sobre el césped malcuidado, pero siempre verde por el agua que caía en invierno, el tacto de su piel y su besarme de tornillo es lo que quiero ser testigo. ¿Y el olvido? Escondido en un bolsillo.
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1 comentarios:
que yo no creo en las personas normales e.e
joeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee sigelo gatete :__
pd: ssssserda
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