lunes, 14 de febrero de 2011

Capítulo sesenta y seis

- ¡Cesc! ¿pero no habías ido a…?- evité delatarme.

- ¿A por Gery?- dijo él tranquilamente sin importar que me acababa de dejar en ridículo- ¡pero si está aquí!

- Ahora- dije enfadada.

- Es que… ¡Eli, que haces aquí!- exclamó cambiando de tema.

- Cesc- sonrió ella.

Entonces fue cuando un completo e incómodo silencio invadió la escena. Parecía eterno hasta que Cesc habló, ¡cómo no!

- Bueno, Ab. ¿No querías enseñarme ese vestido de Adolfo.. ¿Domingo?- Eli soltó una leve y casi imperceptible sonrisa al igual que hice yo. Desde luego Cesc y su sutileza para decirme que nos fuéramos nunca cambiaría.

- ¡Si!- exclamé emocionada. El muy capullo también sabía como hacer que se me pasara el cabreo rápidamente.

- ¡Pues vamos!

- Pe…pe… ¿ahora?

- Nada- me cogió por la muñeca sacándome de casa.

- Yo también voy- añadió Eli intentando escabullirse de lo que todos sabíamos que había llegado.

Cesc, tan perspicaz para lo que a él le interesaba añadió:

- ¿Puedes coger el bolso de Abner? Está ahí en el sofá- el cual estaba junto a ella. Ella asintió.

Rápidamente Cesc empujó a Gerard dentro de la habitación.

- ¡Dame las llaves!- alentó. Busqué en mis pantalones- ¡vamos!- al fin las encontré.

- Toma.

Las cogió y cerró la puerta dejando las llaves puestas para que en caso de que buscasen las de Cesc dentro de la casa (cosa imposible de encontrar, al igual que sus calzoncillos) no pudieran abrir. Y por último apoyamos la cabeza para escuchar el espectáculo.

Había quedado algo claro a lo largo de los años, y es que con Eli y Gerard las películas sobraban.

No se escuchaba nada excepto la fuerte respiración de Cesc y mía. Como si no hubiera nadie dentro de allí.

Pasados unos minutos oímos unos fuertes pasos, pero no eran de Eli corriendo hacia la puerta, no, eran más graves y no era el constante paso de un tacón sobre el parqué.

- ¿Y bien?- dijo al fin Gerard.

No conseguimos oír lo que Eli respondió; o tal vez gesticuló una cara de las suyas que lo decían todo.

- Vamos, Eli ¡admítelo! Me has estado espiando- rió Gerard.

- ¡QUÉ!- pude imaginar la cara de Eli en ese momento- ¿¡PEEEEEEERDONA!? No es que seas uno de los más anónimos del país. Además eres tú el que ibas a viajar a Cuba para buscarme, ¡que ni sé de donde te has sacado que he estado allí!- sentenció ella.

Gerard enmudeció.

- ¿Y tu novio?- contestó él haciendo caso omiso a las palabras de ella y lo que él había comenzado.

- ¿Quién, F? Muy bien, ahora marcho con él.

- Tenía entendido que ya lo habías dejado.

- Más quisiera mucha gente.

- Lo raro es que dure tanto un tío a tu lado.

- Suele pasar cuando no dejan preñada a sus cuñadas o se les engaña.

Gerard volvió a enmudecer.

¡De repente y para susto nuestro oímos como algo de lo debió ser cerámica o cristal caía al suelo rompiéndose! Cuando iba a gritarles para quejarme Cesc tapó mi boca para que pudiésemos seguir husmeando.

- Calla-susurró.

1 comentarios:

Unknown dijo...

hola que tal
que buena idea publicar historias a través del blog.
te seguiré
besos
http://patricelowcost.blogspot.com

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